El último informe del Boletín Epidemiológico Nacional reveló que en 2024 se registraron 36.917 casos de sífilis, niveles inéditos alto desde que se sistematizan estos datos. Además, confirmó que en las primeras 44 semanas de 2025 las notificaciones ya suman 36.702, lo que denota un avance acelerado que las autoridades sanitarias no lograron frenar en los últimos años.
El análisis oficial advierte una curva ascendente que se intensifica tras la pandemia: desde 2011 el crecimiento fue sostenido, se triplicó entre 2015 y 2019 y volvió a escalar con fuerza desde 2022. El propio reporte insiste en la necesidad de reforzar prevención, diagnóstico temprano y acceso al tratamiento en todas las jurisdicciones del país.
Frente a este panorama, especialistas y organizaciones comenzaron a expresar públicamente su inquietud. “Ya veníamos notando esta alza en las ITS en general, siempre muy relacionado con la falta de uso de preservativos. Esto abarca a todas las edades”, señaló Natalia Haag, gerenta de Prevención y Testeo de AIDS Foundation, haciendo énfasis en el deterioro en las conductas preventivas.
La experta también remarcó la importancia del acceso al sistema de salud, al advertir que “ante cualquier síntoma que uno tenga hay que ir a consultar al médico y hacerse un análisis”. Su mensaje apunta a una problemática que el BEN vuelve a subrayar: la detección tardía facilita la transmisión y aumenta los riesgos clínicos.
Mientras el Ministerio de Salud asegura haber reforzado protocolos, distribución de insumos y capacitación, la expansión de la sífilis se replica en todas las regiones, con mayor carga en jóvenes de 15 a 39 años y tasas alarmantes en Córdoba y la Patagonia, lo que vuelve urgente una respuesta más robusta. "La sexualidad sigue siendo tabú en general”, señaló Haag como una de los detonantes, y sin testeo frecuente ni prevención efectiva, el país podría cerrar 2025 con otro récord histórico.