La Secretaría de Finanzas informó que adjudicó $1,755 billones en la licitación de hoy y rechazó dos letras en pesos por considerar que el costo exigido por el mercado era “elevado y circunstancial”. El equipo de Pablo Quirno sostuvo que el rollover se ubicó en 45,68% y que la decisión implicó cancelar deuda por $2,112 billones.
La cartera explicó el criterio oficial: “Los instrumentos a tasa fija ofertados hoy reflejan un nivel de tasas que consideramos elevado y circunstancial en relación a los fundamentos económicos y por lo tanto han quedado desiertas cancelando deuda por $2,112 billones”. Con ese movimiento, el Tesoro privilegió contener el costo financiero aun a expensas de renovar menos.
La señal encendió alarmas en la plaza, que ya venía operando con volatilidad y demanda de cobertura ante la recesión, los salarios atrasados y las dudas sobre la consistencia del programa económico. El rechazo de las tasas pedidas por los grandes jugadores expuso la tensión entre la necesidad de financiamiento del Estado y la apetencia de rentas extraordinarias en pesos.
Para el oficialismo de Javier Milei, la apuesta por “tasas circunstanciales” chocó con un mercado que exigió rendimientos por encima de lo que el Gobierno estuvo dispuesto a convalidar. Para la oposición peronista, el episodio reforzó el diagnóstico de una economía condicionada por la bicicleta financiera y por decisiones que priorizaron a los especuladores antes que a la producción y el trabajo.