Luego de que la Confederación General del Trabajo (CGT) rechazara ir a un nuevo paro general contra las medidas del gobierno de Javier Milei, los sectores más duros del sindicalismo decidieron avanzar a fondo y confirmaron una movilización para el próximo jueves en Plaza de Mayo. La convocatoria está prevista para las 13, con el eje en que sea una “marcha federal” y la reedición de una consigna del kirchnerismo durante estos meses: “La patria no se vende”.
Confirmaron su participación las dos vertientes de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA-T y CTA-A), la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y gremios de la CGT, como así también la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), dirigida por Abel Furlán, y La Bancaria, encabezada por Sergio Palazzo.
La convocatoria incluirá también un desafío hacia el sector dialoguista de la CGT, liderado por Héctor Daer y Carlos Acuña: se espera la presencia de Pablo Moyano, quien acelera la conformación de un nuevo frente sindical tras renunciar a la conducción de la central obrera. Otros de los sindicatos más duros aliados a Moyano son el SMATA, de Mario Manrique -que también se alejó de la CGT-; los Aeronáuticos de Pablo Biró y Juan Pablo Brey, y los docentes, con Hugo Yasky, Sonia Alesso y Roberto Baradel a la cabeza.
Todos apoyaban el paro general que el número dos del gremio de los camioneros pretendía por parte de la conducción de la CGT. La negativa del ala dialoguista de la central obrera fue clave para que se terminara de definir su salida del triunvirato y fortaleciera su decisión de ir por fuera. Hugo Moyano ya lo había hecho en los 90, cuando tomó distancia de los gremios que acompañaron al menemismo.
El marcado tono opositor que tendrá la marcha contempla además la adhesión de agrupaciones políticas y movimientos sociales cercanos al kirchnerismo, como La Cámpora, La Patria es el Otro y la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP).
La movilización intenta ser una demostración de fuerza de los sindicatos más duros, cuyo discurso se centrará en el rechazo a las políticas de ajuste dispuestas por el Gobierno, en medio del debilitamiento del accionar de los sectores piqueteros, acorralados por denuncias y ya sin el manejo de los planes sociales.