Fue larguísimo. Si uno tuviera que hacer un balance económico del último año no puede desencajarse de los tres previos. Es cierto, la inflación se aceleró, principalmente en abril (8,4%), dejando un IPC interanual de casi 140 puntos pero la actividad económica se incrementó y el Producto Bruto Interno (PBI) quedó en niveles similares a los de 2012. No obstante, el hecho de tener empleo no aseguró las cosas: el poder adquisitivo experimentó una caída sustancial, golpeado por la inflación y afectando tanto a los salarios como a las jubilaciones.
Los movimientos se vieron en nuestros manteles y el factor externo de la Guerra y el interno de la sequía bricolageados por la volatilidad cambiaria y el déficit primario no hizo más que incrementar la pobreza y la deuda.
En un año marcado por desafíos de envergadura, la gestión económica encabezada por Sergio Massa durante 2023, como ministro de Economía que después fue candidato presidencial, tuvo un tinte agridulce. El piloto de tormentas arribó pero no todos reconocieron su control del stress argentino en situación de emergencia.
Política Argentina habló con una serie de economistas que brindaron su mirada sobre el panorama.
MÁS ACÁ, LA INFLACIÓN
Uno de los mayores desafíos que enfrentó la gestión del tigrense fue contener la inflación.
Federico Zirulnik, economista del CESO, se refirió a la falta de control sobre este indicador como una de las principales problemáticas. Factores externos, como la guerra entre Rusia y Ucrania y la subida internacional de los precios de la energía y alimentos, impactaron negativamente en la economía argentina. La devaluación del 22 por ciento posterior a las PASO, aunque esperada, provocó un aumento de precios similar durante dos meses consecutivos, llevando la inflación del 7 al 12 por ciento.
“La devaluación que hubo fue del 22 por ciento y tuvo un impacto muy fuerte en los precios. Era algo esperable aunque el FMI nos exigía una devaluación mayor. Lo cierto es que detrás de esa devaluación vino un aumento de precios de una magnitud similar. La devaluación fue del 22 por ciento y la inflación pasó del 7 al 12 por ciento durante dos meses consecutivos”, dijo Zirulnik.
Ernesto Mattos, director del IDEPI-UNPAZ, agregó que la inflación se ha convertido en un problema estructural, con el sector de alimentos y bebidas liderando el aumento, alcanzando tasas del 150 por ciento en ciertos momentos.
“Lo económico tiene como base julio 2021 que es cuando (Miguel) Funes de Rioja asume en la UIA entregando todo. Desde que el sector alimentos y bebidas conduce la UIA el dato de inflación no dejo ni un mes de subir, llegando a los 150 por ciento”, dijo.
No obstante, hay que destacar que en agosto de 2023, el Estimador Mensual de Actividad Económica (Emae) evidenció un cambio significativo al registrar una mejora del 0,3% en comparación con el mismo mes del año anterior. Dato que marcó un quiebre positivo después de una racha de cuatro meses consecutivos con resultados interanuales negativos, según las mediciones realizadas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).
La variación positiva en la actividad económica durante agosto sugiere posibles signos de recuperación, rompiendo la tendencia negativa que caracterizó los últimos meses. Indicador clave para evaluar el desempeño económico y proyectar posibles escenarios para el futuro inmediato. De todas formas, Mattos apuntó a las corporaciones y lamentó que el 50 por ciento de la población todavía se encuentre en empleo precario, ya sea bajo el régimen de monotributo, independiente o social.
Situación que se traduce en salarios insuficientes y una creciente inseguridad alimentaria, otro problema que, según Mattos, no ha recibido la atención adecuada.
“Hasta hace algunos días vivíamos en una Argentina con inflación pero que estaba con alta actividad económica, con bajo nivel de desempleo y distribución”, añadió
Lucía Cirmi, ex subsecretaria de Políticas de Igualdad del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad.
ENTRE LA DEVALUACIÓN Y EL CUIDADO DE RESERVAS
Para
Sergio Chouza, director de la Consultora Sarandí, el último año de la gestión Massa fue un ejercicio de "atajar penales", enfrentando emergencias y manteniendo el equilibrio macroeconómico. A pesar de la caída significativa en las reservas, no se precipitaron variables como la hiperinflación, logrando una gestión de emergencia satisfactoria aunque sin abordar los problemas estructurales del país.
A su entender, el último año del gobierno del Frente de Todos, particularmente de la gestión Massa,
“definitivamente fue un año de atajar penales, de emergencias donde la figura del super ministro hizo las veces de piloto de tormenta en un contexto en el cual tenías todo tipo de inconsistencias macro, relativo a la sequía y la disponibilidad de reservas”.
“Tal vez la variable más importante para entender lo macro”, agregó, y sintetizó: “La normalización del mercado de cambios, la diversificación productiva a largo plazo, la mejora de política de ingresos vinculada a la reversión de la caída del poder adquisitivo de los salarios, promover la inversión y el acceso al crédito y destrabar los canales de importación requería políticas de largo plazo, no una gestión de emergencia”, consideró Chouza para quien “tanto su figura como superministro como la de candidato presidencial fueron satisfactorios”
.
En definitiva, para él, “
Massa evitó que la señal al mercado fuera rupturista”. “Su figura de centro ahuyentó fantasmas y propició anclar expectativas. No alcanzó para un escenario de furor pero hay que destacar que los activos argentinos dejaron de caer”, completó.
No obstante, a los ojos de
Martín Tetaz, diputado nacional radical dentro de Juntos por el Cambio, el balance de la gestión es
“profundamente negativo”. Con referencias al aumento del dólar, la inflación desbordada y el incremento de la pobreza como factores concluyentes que llevaron a una penalización por parte de la sociedad en términos electorales, el legislador cuestiono que “no se haya ensayado un plan anti-inflacionario”.
“No hay un solo indicador que haya mejorardo: recibió un país con un dólar a 135 y lo llevó a 1000, recibió un país con una inflación de 60% y la llevó a 140% y la pobreza se incrementó. Estos resultados fueron concluyentes a la hora de la votación donde la sociedad penalizó fuertemente eso”, dijo Tetaz para quien
“por primera vez en la historia argentina, no hubo un plan anti-inflacionario”.
“Es el único ministro de la Argentina que no ensayó un plan contra la inflación”, insistió, aunque aceptó que “es cierto que la figura de Massa en el Ministerio descomprimió políticamente al Gabinete y la Presidencia de Alberto Fernández, y le que permitió terminar su mandato”.
En ese sentido, advirtió que si no hubiera sido por Massa la gestión del Frente de Todos no terminaba su mandato:
“Si no teníamos un escenario de Asamblea Legislativa”.
Para Tetaz,
“hay que reconocer que pudo reconstruir el poder político lo que le permitió terminar al Frente de Todos su Gobierno” y que "la explosión podría haber sido peor”.
“No obstante, su decisión de ser candidato agravó el problema de la inflación dado que ese hecho lo hizo tomar una serie de decisiones en busca de la coronación de su candidatura conocido en el “Plan Platita” pero agravó el deficit fiscal que derivó en la supresión del Impuesto a las Ganancias, por ejemplo”, cerró.
STRESS ECONÓMICO Y LA INNECESIDAD DE SHOCK
“Su gestión estuvo marcada por un país con serias dificultades, entre ellas la sequía que significó una caída del 5 por ciento del PBI. Lo que tuvimos fue un ministro que hizo todo lo posible para evitar el ajuste”, dijo la directora del Banco Ciudad, Delfina Rossi, para quien
“la economía argentina está sufriendo un stress producto de factores externos que no estuvo agravado por la decisión política de optar a Sergio Massa como candidato”.
“Seguramente el retraso en la toma de algunas decisiones, dado que se esperaba mayor acompañamiento político para actuar impedía contar de cuajo el proceso inflacionario, el cual también se venía fogoneando por la especulación de ciertos sectores”, admitió.
“La economía argentina venía padeciendo un desajuste macroeconómico principalmente por el frente externo y la escasez de dólares, lo que generó una aceleración inflacionaria importante que licuó salarios pero eso no requería de ninguna manera el brutal ajuste del gobierno actual”, enfatizó Rossi al tiempo que sostuvo:
“De ninguna manera el brutal ajuste que estamos sufriendo era necesario para la economía argentina”.
Para ella, “
las soluciones que había que tomar en relación a la problemática, sin negar que había que mejorar la eficiencia en el Estado, era de corte externo: el proceso de acumulación de reservas tendría que hiciera que continuará el crecimiento económico, que a su vez generará una demanda de crédito y reducir el stock de Leliqs”. “Lo que hubiese hecho Sergio Massa era totalmente distinto”, señaló.
NO ABANDONÓ
Aunque ha dirigido la economía en el último año sin mayores descalabros, Sergio Massa no logró liberarse de los desafíos que lo aquejaron desde que fue designado como candidato de Unión por la Patria (UP). A lo largo de su gestión, enfrentó un gobierno con un presidente (casi)ausente, una inflación desenfrenada, una brecha cambiaria que superó el 100%, y una tasa de pobreza del 40%. Adicionalmente, la imagen negativa arrastrada desde hace años y una sucesión de encuestas desfavorables contribuyeron a socavar su posición y el fenómeno libertario liderado culminó quedandose con el Sillón de Rivadavia.